Testimonio: Cómo la fisioterapia me ayuda a vivir con el Parkinson

Blog

Mi nombre es Manuel y tengo 65 años. Hace cinco años me diagnosticaron la enfermedad de Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que afecta al movimiento y al equilibrio. Al principio, me sentí asustado y confundido. No sabía qué esperaba ni cómo iba a afectar a mi vida y a la de mi familia. Me costaba aceptar que tenía una enfermedad progresiva y sin cura actualmente.

Pero poco a poco, con el apoyo de mi médico, mi neurólogo, mi familia y mis amigos, fui aprendiendo a convivir con el Parkinson. Me informé sobre la enfermedad, sus síntomas, sus tratamientos y sus posibles complicaciones. Me di cuenta de que, aunque no hay una cura definitiva, hay muchas cosas que puedo hacer para retrasar el avance de la enfermedad y mejorar mi bienestar.

Una de las cosas más importantes que he hecho es empezar un programa de fisioterapia especializada en el Parkinson. La terapia que realizamos a grandes rasgos tiene como objetivo mejroar la movilidad, el equilibrio, la postura, la coordinación, la fuerza, la resistencia y la flexibilidad. También ayuda a prevenir las caídas, las contracturas, el dolor y las alteraciones respiratorias.

Mi fisioterapeuta, Luis, es un profesional con mucha experiencia y formación en el Parkinson. Me hace una valoración periódica de mi estado físico y funcional, muy útil para las revisiones con mi neurólogo, y me diseña un plan de ejercicios personalizado y adaptado a mis necesidades y objetivos. Los ejercicios que hacemos son muy variados y divertidos. Incluyen estiramientos, movilizaciones, ejercicios aeróbicos, de fuerza, de equilibrio, de coordinación, de marcha y de transferencias. Desde el primer día me dio deberes para hacer en casa y me los ha ido complicando conforme me salían mejor.

La fisioterapia me ha aportado muchos beneficios. He notado que tengo más control sobre mi cuerpo, que me muevo con más facilidad y fluidez, más estabilidad y seguridad al caminar. También he mejorado mi estado de ánimo, mi autoestima y mi confianza. Me siento más activo, más independiente y feliz. Además, Luis es un crack para motivarte cada día.

La fisioterapia no solo me ayuda a mí, sino también a mi familia. Ellos ven que estoy mejor, que participo más en las actividades cotidianas y que no me he rendido. Ellos también se sienten más tranquilos y con un apoyo cercano.

La fisioterapia es una parte esencial de mi tratamiento para el Parkinson. Por eso, quiero animar a todas las personas que tienen esta enfermedad a que busquen un fisioterapeuta especializado y que sigan sus consejos y recomendaciones. La fisioterapia no es una solución mágica, pero sí una gran aliada para enfrentar el Parkinson con más fuerza y optimismo.

Gracias por leer mi post y espero que te haya servido de ayuda. Recuerda que el Parkinson son es el final, sino el principio de una nueva forma de vivir. ¡No te rindas y sigue adelante!

Share This :